miércoles, 28 de enero de 2009

Charly en el recital de Elton Jonh

Luego de 16 años y con un talento intacto, Elton John (61) regresó a la Argentina para revalidar porqué sigue siendo una leyenda de la música. Dueño de una eterna habilidad para el piano, un título de caballero de la Corte Inglesa que alimenta el mito, y un carisma que desafía el tiempo, el cantante desembarcó con sus canciones en el Estadio de Boca Juniors para repasar muchos de los éxitos de sus 40 años de trayectoria. Todo sucedió el jueves 22 de enero y frente a 25 mil personas, y cuando los primeros aplausos le dieron la bienvenida al artista británico, provenientes de los famosos invitados que disfrutaron de su concierto desde el VIP Gold dispuesto en exclusiva por CARAS y en una convocatoria que también incluyó un concurso que premió a sus lectores con acceso al show. En una noche de grandes expectativas, la gran sorpresa fue la llegada de un recuperado Charly García (57), en su primera salida luego de su aguda crisis y posterior recuperación. Es que el icono del rock argentino es un gran admirador del artista inglés, con quien comparte tanto un dominio absoluto del piano como un genio creativo sin discusión.
Los aplausos y elogios de Charly hacia el caballero de la música continuaban sumándose. “Me encanta el recital y todos sus hits. Es un gran maestro y tocó el piano por más de dos horas sin parar. Me gustó mucho y sería un placer poder conocerlo personalmente”, dijo García. Con un vaso de gaseosa en la mano, un semblante sereno, y un humor renovado, el músico argentino se sentó en la primera fila. Había llegado al estadio a las 21:45 acompañado por Nazareno Casero, Guillermina Valdés, y Rosario, Julieta y Sebastián Ortega, los hijos de Ramón “Palito” Ortega, el artífice junto a toda su familia de la gran recuperación del artista. Todo el grupo lo había ido a buscar al campo que la familia posee en Luján y donde Charly continúa su restablecimiento, luego de aquel dramático incidente en un hotel de Mendoza, dos internaciones psiquiátricas y otra por neumonía. Ya aumentó diez kilos gracias a la combinación de asados, torta y helados, camina, nada y hace ejercicios de elongación con un personal trainer, a fin de preparar los músculos adormecidos por los medicamentos que le dieron para combatir la abstinencia y mejorar la flexibilidad de sus piernas y brazos para tocar la guitarra y el piano. También se traslada dos veces por semana hacia el centro porteño a fin de continuar con los tratamientos médicos que incumben a su recuperación.
Toda una realidad de cambio que el músico asimila con lucidez, mucha paz y gran entusiasmo. “Sé que de todo esto saldrá algo muy bueno. Me estoy recuperando y cada día me siento mejor. ”, dijo Charly. Sus amigos sonríen al escucharlo. Dicen que tiene muchos deseos de volver a la música y que ya compuso cinco temas en el estudio que Palito tiene en su casa de Luján. Hacia el final del show de Elton John, cerca de la 2 de la mañana y muy conformes por la calidad del espectáculo, Charly y todo su grupo abandonaron la Bombonera para calmar el apetito en el restaurante Ruffino, donde su dueño, Cucho Fasce, les preparó un mesa con pastas caseras y pizzas a la parrilla. Dejaron el lugar pasadas las tres y Charly partió nuevamente rumbo a su refugio de Luján. “Dejarse curar o cuidar es bueno también. Y no tengo apuro. Estoy rejuveneciendo y me entusiasma el cambio (...)Tengo que seguir trabajando para estar al cien por cien. Me da mucha curiosidad pensar en todo lo que puede venir”, confesó el artista a la revista Newsweek, en diciembre pasado. Y ahora, en su primera salida, verlo sonreír y hacer con sus dedos el gesto de paz permite soñar que para Charly dicha seña simboliza mucho más que un gesto.




martes, 6 de enero de 2009

Una fiesta inolvidable

Los Ortega pasaron un fin de año inolvidable. No tiraron la “quinta” por la ventana, sino puertas adentro de la propiedad de “Palito” se armó uno de esos momentos mágicos que quedará en el recuerdo de todos.

Presencias: Los dueños de casa, “Palito” y Evangelina. La esposa de Ramón se encargó de que todos tuvieran algo rico para comer. Y cuando se habla de todos, incluye a sus hijos. Allí estaban Sebastián, Emanuele, Julieta. Y también parte de la rama política como Luciana Salazar, una de las presencias más impactantes de la noche, también Iván Noble, marido de Julieta. Todo preparado en forma increíble, con una ambientación notable, que estuvo a cargo de Evangelina. Un catering de platos fríos en medio de un decorado de blanco. Una mesa de dulces y todo con el logo “2009”, incluidos chupetines y caramelos con los números del nuevo año. También hubo una mesa de postres temáticos para la ocasión. Pero el momento más emotivo fue cuando a las doce de la noche todos brindaron con el personaje central de la fiesta: Charly García. El músico, que impresionó a todos por su lucidez y excelente estado general, no se guardó nada y se abrazó y besó con cada uno de los presentes. Es más: El abrazo más emotivo lo mantuvo con Palito. A varios de las decenas de testigos que estaban en la quinta de Luján se les escapó una lágrima con esa escena. Un Charly renovado, contento, repuesto físicamente, perfumado y de punta en blanco era el foco de atención permanente. Hasta que se subió a un escenario. Y ahí empezó a interpretar un par de los temas que compuso en este período de recuperación. Y después se sumó León Gieco, quien también fue hasta la quinta para pasar fin de año ahí. Quien también cantó fue Emanuel Ortega, después subió Iván Noble y el “Zorrito” Von Quintiero. Todos estaban felices, zapando con temas clásicos de Charly. La noche se había vestido de fiesta, tanto que hasta “Palito” Ortega se animó a volver a hacer un dúo con Lalo Fransen y, para no ser menos, se prendieron en el escenario. Pero faltaba la frutilla del postre. Nadie se lo esperaba, por eso la sorpresa provocó las lágrimas de nostalgia de varios de los asistentes: fue cuando Nito Mestre se subió al escenario junto a Charly y empezaron a interpretar temas de Sui Géneris. Fue el broche de oro para una noche de lujo. De esas que siempre van a ser una cita obligada en las lista de anécdotas de los privilegiados asistentes. Como le dijo Luli Salazar: “La pasamos bárbaro. Nos mirábamos y no lo podíamos creer. Fue un sueño. Charly estaba a full, como el que supo ser en sus buenos años. Mi tío entusiasmado, mi tía también por el momento que estábamos viviendo. La verdad que fue un lujo”.